En la ciudad hay 10 planteles interculturales, con clases en quichua y español.
‘Kuyushun, kuyushun, alli makita kuyushun...”. Dulce como es el quichua, el cántico suena más a un arrullo que a una melodía escolar , interpretada por un grupo de estudiantes de segundo de básica.
En Guayaquil existen cinco centros; en Cuenca, uno, y 2283 en el país, según el Censo Educativo. 2151 son de educación básica, 122 de bachillerato, el resto son institutos. Hay 138274 alumnos en el sistema. Hay seis maestros; una no habla quichua y es apoyada por el resto. Las clases son 60% en español y 40% en quichua.“Los padres conversan con confianza en su idioma. No tienen esa facilidad en los establecimientos hispanos, donde los maestros no entienden ni a sus hijos”.
Lo afirma Leandro Yuquilema, maestro de la escuela que existe desde hace 15 años y no tiene computadoras, aunque el sistema de educación intercultural bilingüe cumplirá 20 años en noviembre próximo.
“La educación intercultural es más que el quichua. El idioma es el hueso, el esqueleto de la cultura, pero los saberes locales son el músculo, la carne”, afirma Santillán. “Este fruto se pela y se come cuando el estómago está taponado”, señala Israel Guantasig, de séptimo de básica.Estos niños aprenden matemáticas con mazorcas de maíz de colores. También les enseñan a pararse derechos como las llamas, que alimentan y cuidan en un espacio verde, al que ingresan saludando a la naturaleza.
Guillermo.L
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